¿SUERTE, CASUALIDAD O DESTINO? 4- Dí que sí

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4- Dí que sí

Una vez preparado para descubrir las oportunidades de la vida, ¿qué hacer cuando una jugosa oferta laboral aparece en nuestro camino? Si eres como la mayoría de la gente, estarás inmediatamente asediado por dos emociones que compiten entre sí: la intriga y la ansiedad. Estás curioso respecto de la apertura de nuevos puestos de trabajo, pero puedes pensar en un centenar de razones por las que es mejor seguir con tu puesto actual.

«¿Qué impulso dejarás que reine?», pregunta Kashdan. «Con el tiempo desarrollamos un patrón». Esto explica por qué la vida de algunas personas parece estar llena de circunstancias fortuitas, mientras que la de otras está plagada de remordimientos por los caminos no tomados». Teresa Bondora rechazó una invitación para participar en la gira de Aerosmith por toda Europa como azafata de la banda. «Yo quería terminar la universidad más rápido», explica Bondora. «Pero no mucho después de decir que no, el remordimiento en mi interior comenzó a crecer. ¿Quién le dice que no a algo así?» Doug Hadley dejó pasar una oferta para jugar al vóley de playa de manera profesional en California después de la universidad, eligiendo en su lugar permanecer cerca de su familia en Indiana. «Ya pasaron 30 años y todavía me pregunto cómo hubiera sido mi vida si hubiera dicho que sí», admite. Las personas bendecidas por la suerte tienen menos miedo a la hora de intentar algo nuevo. En lugar de ceder a las preocupaciones sobre todo lo que podría salir mal, piensan: «Es una oportunidad interesante. Me gustaría intentarlo».

Los buenos resultados aumentan nuestra eficacia, o la creencia de que somos capaces de lograr lo que nos propongamos hacer; también fomentan un apetito insaciable por el riesgo futuro. John Olson encontró la fortuna por primera vez a los 13 años, cuando se ofreció para sentarse aparte de sus compañeros de clase en el avión duran un viaje de estudios. «Terminé en primera clase», recuerda. «Lo mejor de todo fue ver las caras de mis compañeros que pasaban junto a mí para llegar sus asientos en clase turista». Olson más tarde se abrió camino desde ser el chico que acomodaba las góndolas de un supermercado, hasta ser el CEO de varios sitios de comercio electrónico simplemente por abalanzarse sobre las oportunidades que le brindó el azar. «Si la oportunidad está disponible, por lo general la tomo», explica. «Eso me ha permitido vivir en una especie de interminable mundo de fantasía.»

«Permite salirte de las convenciones de tanto en tanto. Tenemos que estar sueltos y permeables para tomar conciencia de las oportunidades ocultas».

El resto de nosotros tenemos problema a la hora de ignorar lo que nos dice nue tra mente, cosas como que no tener la experiencia suficiente para hacer un trabajo o que no somos atractivos con para hablar con esa mujer del vestido rojo. Y nuestros seres queridos no siempre facilitan las cosas. «Como actriz, rechacé la oportunidad de ir a la India», recuerda Kama Linden, ahora escritora. «Mi madre me dijo que me agarraría alguna enfermedad y no podría volver a bailar. La chica que tomó mi lugar dijo que fue tratada como una reina». Recuerda que nuestras mentes -y nuestras madres- no siempre nos dicen la verdad. Reconoce tus preocupaciones. Escucha a tu intuición, pero no esperes a sentirla ciento por ciento segura. «Si esperas a que todas las emociones negativas desaparezcan, nunca vamos a ir a ninguna parte», dice Kashdan. Si estás realmente inseguro de una decisión, intenta preguntarte: «¿Qué es lo peor que puede pasar?», aconseja Wiseman. «¿Y cuál es la probabilidad real de que ese resultado tan adverso ocurra?». Otra táctica útil: piensa de qué acción te vas a arrepentir más en el futuro. «A veces hay un costo a corto plazo, en tus recursos, o tu tiempo, o tu estrés», dice Sonja Lyubomirsky, una psicóloga de la Universidad de California en Riverside y autora de «La ciencia de la felicidad». «Es como ir a una fiesta. Por un lado no quieres ir porque no conocés a nadie y estás ansioso. Pero terminas pasando un gran rato y conociendo mucha gente nueva. Pagaste un costo a corto plazo, pero obtuviste un beneficio a largo plazo».