¿SUERTE, CASUALIDAD O DESTINO? 5- Acepta el fracaso

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5- Acepta el fracaso

Por supuesto, no todas las oportunidades explotadas saldrán bien. Nancy Irwin rompió su compromiso con «un hombre maravilloso» con el fin de seguir una carrera como cantante de ópera. Pero no funcionó. «Mi voz no es lo suficientemente buena», explica.

Pero al igual que todas las personas afortunadas, ella fue resiliente: tomó la sugerencia de un crítico de teatro y comenzó una exitosa carrera de comediante stand-up. «Eso me iluminó. Fui a un bar en donde se presentaban muchos comediantes y me enganché», cuenta. Más tarde, ella se convirtió en psicoterapeuta, y aunque ahora está muy orgullosa de sus logros, admite: «Parte de mí se pregunta cómo hubiera sido mi vida si me hubiera casado con el señor maravilloso, tenido 2 hijos, la casa grande y el perro». Las vidas de quienes siguen el azar no siempre son perfectas y sin arrepentimientos. «La mayoría de los empresarios exitosos son también empresarios que fracasaron», aclara Fletcher. «El factor clave es que van detrás de esos momentos fortuitos, y se dejan vencer por el hecho de fallar una o dos veces». Salga bien o mal, los beneficios de guiarse por la suerte regularmente son muchos. Por un lado, aumenta nuestra felicidad cotidiana, por el simple hecho de darle variedad a nuestras vidas. Estudios recientes han demostrado que hacer cosas diferentes deliberadamente a diario aumenta nuestra satisfacción a corto plazo tanto como a largo plazo. Además, aprovechar las circunstancias aleatorias -como hablar con un desconocido, recoger y leer una revista abandonada, o entrar en una tienda que llamó tu atención- añade novedad a nuestra vida, lo que a su vez puede causar la aparición de nuevos asuntos de interés en nuestro cerebro y hacer retroceder la disminución cognitiva propia del envejecimiento. A veces, la madurez incluso nos puede dar el valor para hacer algo que no nos atrevíamos a hacer durante nuestra juventud. Vivian Hutcheson rechazó una oportunidad de mostrarle sus obras de arte -unas máscaras de barro adornadas- a un estudio de efectos especiales de Hollywood. «Sentí la angustia de lo que podría obligarme a decidir: ¿Quería yo ser artista? ¿Estaba dispuesta a dar el gran salto?», explica. «Por último, nunca lo hice». Durante años se arrepintió de dejar que la oferta se le escapara de las manos.

Pero después de terminar su licenciatura en ciencia, se dio cuenta de que no quería trabajar en un laboratorio para el resto de su vida y retomó el arte y las máscaras. «Abrí mi propia tienda y un estudio y ahora estoy teniendo una verdadera oportunidad de ganarme la vida como artista», cuenta. Hoy en día, es capaz de llegar a millones de potenciales clientes en todo el mundo a través de su e-tienda en Etsy.com, una opción que ni siquiera existía cuando ella estaba en la universidad. Estas son muy buenas noticias para quienes viven arrepentidos. A pesar de que algunas oportunidades fortuitas se nos puedan escapar, siempre hay nuevas por venir.

Por Webber Rebecca

Psychology Today