El sentido del humor en la pareja y el amor – Parte III

Un arma de doble filo

Hay una línea muy fina entre calmar a un ser querido y ayudarlo a dimensionar su problema, por un lado, y hacerlo explotar, por el otro. Cuando una pareja cae en un patrón de demanda constante, explica Weiss, uno de los dos -normalmente el hombre- tenderá a hacer alguna broma, para evitar abordar esas demandas o para dejarle en claro a su pareja que no va a hacer frente a sus exigencias. Cuando una mujer le pide a su marido que se ocupe de lavar la ropa, él puede hacer un chiste evasivo, por ejemplo: «De ninguna manera puedo ocuparme de eso ahora. ¡Tengo que ver un partido de fútbol muy importante!». El comentario gracioso puede funcionar la primera vez, pero evidentemente se evaporará en el aire y generará problemas, según señala Amy Bippus, profesora de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Estatal de California.

Las bromas pesadas se convirtieron en un problema recurrente para la pintora Sara: «Finalmente convencí a mi marido de que necesitaba ayuda, que no podía seguir haciendo todo sola», cuenta ella. «Así que, de vez en cuando, él se acercaba, sostenía la punta de mi codo y así me guiaba a donde debía ir. Me decía: ‘¡¿No ves que yo sí te ayudo?!'». No pasó mucho tiempo para que la pareja se divorciara.

La ambigüedad del humor también permite a la gente expresar su hostilidad sin asumir la responsabilidad. «Es una broma», dicen, después de una frase agresiva que tiene un tono jocoso. A menudo, un mismo comentario puede parecemos de apoyo o de desaprobación, de simpatía o de discrepancia, según el contexto y la dinámica con que se presente. No es para nada claro dónde se sitúa el límite entre los usos sanos y enfermos del humor.

«La diferencia no está sólo en lo que el emisor quiere decir, sino también en la forma en que el oyente lo toma», argumenta Bippus. Las buenas intenciones no son necesariamente suficientes para una broma amable: el receptor del chiste tiene que estar predispuesto a descifrar esas buenas intenciones.


«El humor es una estrategia de comunicación flexible, una forma de explorar el terreno de conversación antes de tomar determinaciones».

 

La investigadora de California grabó a 50 parejas discutiendo y les pidió que identificaran cuándo cada uno de los integrantes utilizaba el humor durante la pelea. Descubrieron que el humor terminaba siendo de gran ayuda: cuanto más lo reconocieran los miembros de la pareja, y cuanto más divertido encontraran el comentario, mayor era el progreso que habían alcanzado con el conflicto. Esto parece reforzar el secreto del charme de Roger Rabbit. Sin embargo, Bippus advierte que es difícil separar causa y efecto. Tal vez las parejas de personas chistosas realmente sean más felices, pero también es posible que las relaciones felices hagan que la gente tenga un ánimo más propenso a las risas. Si te llevás bien con tu pareja, será menos probable que te ofendas si se burla de vos porque perdiste las llaves por tercera vez en la semana.

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PARTE IV